22 diciembre, 2011

¿Te gusta conducir?


"Es un buen ejercicio de estilo" es uno de esos conceptos que se usan para definir una película y que normalmente suelen ir asociados a algún tipo de vacuidad argumental o narrativa, "vacío ejercicio de estilo" es algo que se oye con frecuencia, sin embargo hay algo que me choca en ese concepto.

Al final ese ejercicio no deja de ser la forma que tiene un autor de medir sus límites, tal y como Raymond Queneau marcó en sus, valga la redundancia, "Ejercicios de estilo" al escribir la misma historia de 100 maneras distintas, el principio de un movimiento como el Oulipo que impone la autolimitación como manera de potenciar la búsqueda de nuevas estructuras formales. Un movimiento impulsado por gente con amplia cultura matemática y un objetivo claro sobre la forma por encima del fondo...

Ante la premisa de explicar una historia sencilla de forma complicada mucha gente se pregunta porqué, cuando igual la pregunta interesante sería ¿y porqué no? Es en este punto cuando la acusación de que Drive, de Winding Refn es algo así como un anuncio de coches o una película fría, o un ejercicio de estilo interesante pero poco más me chocan.

Drive es una historia simple, o quizá es simple a primera instancia. No existen referencias al pasado de Gosling, ni a su nombre, solo una serie de esbozos de su capacidad como conductor frío y cerebral. Escondido bajo un esquema casi de western, con su protagonista solitario, la mujer perdida y su hijo, y la bonita historia de amor que se plantea a continuación donde el alma perdida con tupé perfecto y altamente iluminado y bien encuadrado durante toda la película (me gusta especialmente cuando Gosling aparece en el espejo donde Irene tiene las fotos de familia, como un intruso dentro de la misma) encuentra su salvación... Pero... ¿Y si no es así?

En la segunda vez que la he visto, un dialogo concreto me llamó la atención... Gosling esta viendo unos dibujos con Benicio, hijo de Irene, y de repente pregunta "sabes quien es el malo?". "Si", responde. "Como lo sabes?". "Es un tiburón". "no hay tiburones buenos?". "No, solo míralo, te parece un chico bueno?"...



La fábula del escorpión dice que un escorpión no es capaz de actuar en contra de su naturaleza, aunque ello represente su propia muerte, el icono de Gosling en realidad es un fraude y toda la imaginería está encaminada a engañarnos, la canción que le presenta como un verdadero ser humano y un héroe forma parte de la fantasía que percibimos como espectadores que queremos que salve a la angelical Irene de su marido delincuente... para sustituirlo por otro delincuente. Sabemos que es el escorpión, que está destinado al fracaso y a arrastrar a los demás en él, y sin embargo seguimos viéndole como héroe y pilar salvador. Y así Refn cuenta dos historias radicalmente opuestas, la de Irene que busca su salvación por ojos del espectador, y la del escorpión que en realidad no quiere salvarse porque simplemente no sabe hacer otra cosa...

Drive es grande porque va mucho más allá del ejercicio de estilo y su intención de "molar". Drive es tambien la fábula del escorpión, que nos muestra una cosa pero nos cuenta otra durante gran parte de su metraje para clavarnos el aguijón venenoso y demostrar como nos ha engañado.

Pedro Pérez (aka Findor)

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